Llego a Santa Marta, como
cada fin de año, y me preparo para mi recorrido, esperando ver las cosas nuevas
y viejas que tiene la ciudad, los cambios que han ocurrido en esta, aunque en
realidad veo lo que hay entre el Barrio Manzanares y el centro histórico, recorrido
que hago “a pie” cada año y que es para mi un túnel del tiempo, en ese túnel veo
como esta zona de la ciudad ha cambiado mucho en los últimos 10 años.
El primer lugar que quiero
visitar, es la Librería Colonial y comprar “Luka y el fuego de la vida” del
autor Salman Rushdie, mantengo la leve
esperanza que todavía este ahí, donde lo deje hace un año porque no me
alcanzaba la plata que tenía para comprarlo y viajaba al siguiente día, así que
ahora voy en la primera mañana que estoy en la ciudad, pero ya no está el
libro, ni la librería, dije que lo compraba en mi próxima visita pero tristemente
no habrá próxima.
En el trayecto de Manzanares
al Centro, me acompaña Alisson, mi cómplice de 10 años, el mismo tiempo que
llevo por fuera de la ciudad y la que ha visitado conmigo museos, bibliotecas,
centro culturales o cualquier cosa extraña, rara y cultural que encontremos en
el centro de la ciudad, siendo el lugar más recurrente la Biblioteca del Banco
de la república, donde conoce de memoria los salones donde se expone parte de
la muestra del Museo Tayrona, preguntándome todos los años ¿Cuándo abrirán el
museo? Y yo respondiéndole que esperemos el otro año a ver si ya está abierto; Con
ella he conocido proyectos culturales interesantes como Ateneo Santa Marta,
que vimos con alegría nacer y luego morir, o Literarte en Taganga, que espero
ir a visitar en estos días y ahora la Librería Colonial, que tengo tan pegada
en mi mente, que no puedo creer que ya no este.
Llegamos a la plaza de la
catedral, pasamos por esta y nos dirigíamos a la Librería Colonial, era el
primer lugar que visitaríamos y recorrí tres veces el trayecto de la Quinta a
la Pica Pica (que ahora se llama “El Cid” ) buscando la librería, yo sabía que
estaba ahí, que había entado en ella cientos de veces, que había hablado con
sus libreros- mas libreras que libreros- de múltiples temas, publicaciones,
libros y tantas cosas que uno suele hablar en las librerías, dando por seguro
que esa siempre permanecería en ese lugar, anunciándonos que ahí “ podíamos conseguir los mismos libros que en
Panamericana”, pero con una atención más humana, con una gran variedad de
libros y autores que no se consiguen en Panamericana.
Para mi eran tan seguro que estaría
siempre ahí, que di por sentado que yo estaba equivocado al no verla, nunca se
me pasó por la cabeza que ahí no estuviera hasta que le pregunté a uno que otro
vendedor y celador de la zona, que me miraban extrañados porque la Librería cerró
hace meses – según me contaron, afirmando algunos que hace como seis meses la habían
cerrado- y yo preguntaba como si la
cerraran ayer.
En un principio pensé que no
la habían cerrado, solo trasladado, así que caminé y pregunté a varios
vendedores, hasta que los pies de Alisson no dieron para más y nos fuimos a
tomar un café, pero antes llegamos a una librería que queda por la plaza Bolívar
– la cual no recomiendo por MUY costosa- y preguntamos por la Librería Colonial,
nos dieron la misma razón que en todas partes, al final llegamos a tomar el Café
a Juan Valdez – antiguo “Café del parque”- y al preguntar a las vendedoras, no sabían
de la existencia de la Librería Colonial, ni que la habían cerrado o
trasladado, respondiéndome al final, “es que leemos poco, así que no sabemos
nada de eso”.
Parece que el cierre de una librería
es un hecho normal, en medio de una sociedad que dice leer poco, la noticia
parece ser que estas continúen abiertas en esta era digital y que el libro –
para algunos- parece ser una carga, también parece que la Librería Colonial, no
llegó a las redes virtuales, busqué sobre esta en diferentes buscadores en Internet y solo encontré su dirección, “calle 16 # 4 – 81, frente a la
Catedral, teléfono 421 16 12”, en las redes virtuales solo la encontré en Twitter,
no con un perfil creado, sino en los trinos como @paulocoelho que decía que ahí podían
encontrar libros de este autor en la ciudad, o @funhuellascalle anunciando
“Muchachos
no tiene pierde catedral en frente de la libreria colonial
camisetas blancas logo de la fundación” y “Nos encontramos enla catedral al frente de la libreria colonial!
Los esperamos (@funhuellascalle)
camisetas blancas logo de la fundación” , no encontré más menciones de la librería
y solo encontré una fotografía- que aparece al principio de este texto- por eso les pido que si alguien tiene una foto
de esta librería me la regale y así continuar recorriendo esta ciudad, que cada
día se me parece más a la Mumbay de Salman Rushdie, que en varias obras nos
recuerda como poco a poco en la ciudad – y en toda a india- las cosas fueron
cambiando de nombre, o a la Estambul de Orhan Pamuk, que ha pasado por el mismo
efecto, ciudades en transición que comienzan a cambiar a ritmos acelerados convirtiéndose
en extrañas o melancólicas para sus habitantes del ayer – como yo- o de hoy,
que van viendo los cambios y acomodándose sin preguntarse a veces que había
antes allí.
Se fue la Librería Colonial
y nos nos dejó ni su letrero de madera, pero encontré otra, es esta les cuento
en la próxima entrada a este blogs, un abrazo.
*Fotografia tomada de http://bit.ly/K7dMwM
*Fotografia tomada de http://bit.ly/K7dMwM